En 1868, la celebración de la Pascua marcó un hito importante en la vida de Santa María Eufrasia Pelletier. Su profunda espiritualidad, fundamentada en la misericordia y el amor que redime, reflejan el significado central de la Pascua, el triunfo del amor sobre el dolor y el poder de la esperanza frente a la adversidad.En aquel tiempo, Santa María Eufrasia enfrentaba desafíos en la expansión de su misión, pero su fe inquebrantable la llevó a seguir adelante con confianza. Su enseñanza nos recuerda que la Pascua es una llamada constante a vivir con el corazón abierto, dispuestos a acoger la vida nueva que surge de la entrega y el amor profundo. Santa María Eufrasia entendió esto en su misión de cuidar a los más vulnerables, viendo en cada persona el reflejo de la dignidad que Dios nos ha dado.En medio de las incertidumbres y desafíos, podemos tomar su ejemplo para transformar la compasión en acción concreta, para recordar que la misericordia es fuerza y que la esperanza nos sostiene.
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