Entre el 19 y el 28 de junio de 2025, la Provincia Colombo Venezolana, recibió con profundo gozo la visita de las Hermanas Consejeras Congregacionales Yolanda Borbón, Erika Sánchez y Cristina Rodríguez, en representación del Equipo de Liderazgo Congregacional. Esta visita, desarrollada en el marco de la conmemoración de los 100 años de presencia del Buen Pastor en Venezuela, avivó con fuerza el Espíritu de Comunión, Esperanza y Misión.

Desde su llegada a Bogotá, las Hermanas Consejeras fueron acogidas en un ambiente festivo y espiritual. En la Comunidad Corazón de María, se vivió un acto simbólico de siembra, signo del deseo de cultivar la esperanza. Las mujeres participantes de los procesos ofrecieron una obra teatral que mostró con fuerza la resiliencia femenina y la sanación comunitaria como frutos del carisma del Buen Pastor.

En su recorrido por Ibagué, las Consejeras fueron recibidas entre globos, música y gestos profundos de hospitalidad. La celebración eucarística, presidida por Monseñor Orlando Roa Barbosa, Arzobispo de Ibagué,  evidenció el valor de la Eucaristía como misterio de comunión y servicio. Los momentos de diálogo y conversación en El Espíritu con las Hermanas contemplativas y apostólicas crearon espacios de escucha y reflexión sobre los desafíos de la vida religiosa en la actualidad.

Palmira-Cali fue otro punto significativo del viaje. Allí, las Hermanas conocieron de cerca la obra con mujeres migrantes, impulsada por la Fundación El Buen Pastor-Provincia Colombo Venezola. La misión en contexto con las personas en condición de vulnerabilidad (migrantes y mujeres), fue reconocida como una expresión encarnada del carisma, donde el acompañamiento, la prevención de la Trata de personas y el apoyo psicoespiritual se conjugan como caminos concretos de liberación. Esta experiencia reafirmó el compromiso de la Provincia  Colombo Venezolana con los más excluidos y con una misión que toca directamente las heridas de la humanidad.

Rionegro-Antioquia ofreció un escenario de profunda comunión. La Comunidad María Droste recibió a las Hermanas con cantos y alegría festiva. En medio de la preparación del triduo conmemorativo por el centenario por la presencia de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del  Buen Pastor en Venezuela, se realizaron actividades, diálogos y conversaciones en El Espíritu, momentos artísticos y una entrañable obra de títeres que rememoró la historia de la presencia de las Hermanas del Buen Pastor  desde el inicio al hoy en Venezuela. Estas acciones hicieron resonar en cada corazón el amor por la misión.

El jueves 26 de junio, se vivió una conversación en El Espíritu sobre el paternariado en la misión. Hermanas y laicos reconocieron que caminar juntos implica dejar atrás protagonismos individuales para abrazar una espiritualidad de comunión, de cuerpo misionero animado por la ternura y el amor desde el Ser, Hacer y las relaciones. Además, hubo una conexión virtual a través de Zoom con Venezuela, donde laicas del Centro Esperanza compartieron sobre la actualidad de la misión.

La actividad central de la conmemoración de los 100 años de presencia de la congregación en Venezuela, se dio el 27 de junio a través de la celebración de la eucaristía en acción de gracias.  El mensaje enviado por la Hermana Joan Marie López, Animadora Congregacional, fue recibido como un eco profundo de esperanza. En él, reconoció la fidelidad silenciosa de quienes han permanecido firmes en Venezuela pese a la crisis. Su carta invitó a reflexionar sobre lo que significa ser peregrinos de esperanza en medio de contextos dolorosos y nos exhortó a construir, personal y comunitariamente, una cultura universal de justicia, ternura y comunión. Animó a agradecer, celebrar y profundizar nuestro rol en la obra de Dios con coraje y amor renovado.

Este recorrido congregacional no fue solo un viaje físico, sino un movimiento espiritual. La presencia de las Hermanas Consejeras trajo un aire fresco, encendió el corazón de la Provincia, y avivó la llama del carisma con nuevas preguntas, con gestos de cercanía, con escucha compasiva y presencia significativa. Las comunidades fueron testigos del paso de Dios, de su ternura hecha visita, danza, diálogo, historia y oración. Esta visita marca un antes y un después en la vivencia de la Provincia Colombo Venezolana; la cercanía, sencillez y esperanza nos ha renovado nuestro sentido de misión.